Escalas del paisaje

En este número Antesis se propone viajar por los océanos del paisaje cósmico subida a una gota de lluvia que se estrella en la inmensidad. ¿Quién no pensó alguna vez en la infinitud del universo? El Ser Humano parado frente a la inmensidad  del paisaje no puede más que sumergirse en profundos pensamientos filosóficos. Abrumados por tales pensamientos, en un intento de apaciguar la angustia, domesticamos el entorno  para transformarlo en un paisaje antropomórfico que nos permita sentirnos seguros, protegidos, cómodos.

Pensar en escalas del paisaje nos puede llevar al desafío de caminar por cornisas llenas de vértigo o a sorprendernos con micro paisajes. Pero también nos puede hacer pensar en que existen transformaciones para que perduren por milenios como las pirámides de Egipto, a la vez que existen paisajes efímeros como todos los atardeceres. No sólo estamos hablando de la inmensidad del espacio, también estamos ante el desafío de explorar los confines del tiempo, en un exquisito juego de proporciones. Y dando un paso más: ¿cómo están interrelacionadas las diferentes escalas? La Teoría del Caos habla del «Efecto Mariposa», concepto tomado de un proverbio chino,  que nos enseña que cada acción repercute a diferentes escalas. Devolviéndonos así la autoestima de ser un grano de arena tan valioso como todo lo demás. 

En  arquitectura del paisaje es común referirse a la escala humana, a la escala monumental, a la escala urbana, a la escala regional, a la escala global; como si se tratase de una Matrioshka rusa. También es moneda corriente entre proyectistas aseverar «esto está fuera de escala», como si estar fuera de escala fuese algo malo que hay que ajustar permanentemente. Se me ocurre que probablemente estar fuera de escala en el paisaje es una parte importante de lo que nos hizo despertar alguna vez nuestra consciencia humana, algo que otras civilizaciones supieron trabajar con maestría en su cosmovisión, su arquitectura y sus paisajes.

En palabras de Vincent Van Gogh: «Tengo…una terrible necesidad…¿diré la palabra?…de religión. Entonces salgo por la noche y pinto las estrellas.»

Hernán Lugea