Un extraño en el mosaico

En el número anterior de Antesis trabajamos en torno del concepto de lo efímero y aquella búsqueda nos llevó a un terreno inestable en el que nos propusimos surfear el devenir del paisaje incierto. Entonces visitamos la reserva Guillermo Enrique Hudson y decíamos, acerca de los bordes del arroyo Las Conchitas: “[…] En este sentido, los corredores verdes, o corredores de biodiversidad, que conectan por ejemplo pequeños parches de bosque relicto, pueden ser cruciales como estrategia para mejorar la movilidad de la fauna”. Y luego nos preguntamos: ¿algún lector habrá buscado el significado de la palabra relicto?

En ese texto de Antesis se hace alusión al resultado del proceso antropogénico de fragmentación del paisaje, es decir, causado por la actividad humana. Debido a una multiplicidad de factores, nuestro paisaje cultural es fragmentario. Pero dentro del mosaico, parcelado y geométrico, que generamos, por algún motivo quedan reminiscencias más o menos impolutas de lo que alguna vez fue el paisaje originario. Esas parcelas salvajes, no domesticadas, que pueden no ser necesariamente un bosque, son adjetivadas y clasificadas como relictos ecológicos.

Si bien se puede hablar de parches de bosque relicto, que es la acepción ecológica del término, relicto es una palabra que suele utilizarse en otros ámbitos. En biología se refiere a especies cuya dispersión territorial se redujo considerablemente y que se encuentran acotadas a un área específica, normalmente en peligro de extinción, usualmente endémicas. También se refiere a especies supervivientes en el tiempo de las eras geológicas, especies de una extraordinaria capacidad adaptativa, de gran amplitud ecológica, que si acaso pudiesen nos narrarían la historia humana completa.

Además, hallamos relictos geológicos. Rocas que en su génesis no lograron una metamorfosis completa y conservan en su interior fragmentos residuales de un estado “embrionario”; por ejemplo, las vetas del mármol. O bien, sedimentos que no supieron conformar una torta de milhojas en el paisaje y afloran en un entorno que les es extraño. O el caso del permafrost, que perdura pero ya no crece, debido al cambio climático, y que muchos científicos evalúan como una Caja de Pandora. Y prácticamente todos los accidentes geográficos del mundo son relictos, por cuanto se formaron a partir de procesos que se detuvieron hace mucho tiempo atrás.

No menos interesante es la idea de relicto en psicología. Translocación de fragmentos del inconsciente a la consciencia, de la realidad a los sueños, y referencias simbólicas de la infancia que conforman y deforman nuestra psique. ¿Qué implicancias tienen esos relictos psicológicos en la percepción de, por ejemplo, un paisaje urbano?

En derecho, relictos son los bienes que deja una persona al morir. Desde esta perspectiva podemos imaginar que los bienes culturales de quienes ya no están son también bienes relictos. Podemos pensar relictos culturales y culturas relictas. Podemos relacionar inmediatamente esto al concepto de patrimonio, y en clave de paisaje, la importancia del patrimonio es capital a la hora de entender la consolidación de una identidad colectiva.

¿Qué nos dice la etimología de la palabra? Relictus es abandono, relictum es residuo, relinquere es dejar atrás. Se puede decir que, en términos conceptuales, relicto tiene una connotación negativa. Y por lo visto en las acepciones ecológica, biológica, geológica y psicológica, existe una idea subyacente de parcela, fragmento, así como de descontextualización, singularidad y anacronismo.

Nos entregamos entonces al juego conceptual de buscar elementos relictos desde el enfoque de diversas disciplinas. ¿Es acaso la radiación cósmica de fondo un relicto astronómico que nos habla del origen del universo?, ¿son las ruinas un relicto antropológico?, ¿existen relictos urbanos?, ¿es acaso el I Ching un relicto de la cultura?, ¿podemos pensar en los gauchos de las pampas como un relicto social?, ¿es posible arriesgar que, en el antropoceno, el paisaje natural es efectivamente un paisaje relicto?

No nos hemos olvidado de divertirnos haciendo libre asociación de palabras por su fonética: la palabra relicto es llamativamente parecida a reliquia, y conceptualmente son algo similares ya que reliquia es un vestigio, es un resto y, en un contexto religioso, es específicamente lo que quedó de un santo. Esto último nos llevó a pensar en otra palabra que fonéticamente también suena familiar: religión. Y entonces encontramos que una manera de entender su significado es ligando su etimología a la palabra religare, atar, pero otro punto de vista indica que proviene de religiosus, que significa escrupuloso, concienzudo. Según este último enfoque de José Ortega y Gasset, filósofo y ensayista español, lo contrario de religión es negligencia, descuido. En ese sentido, pensamos que estarían haciendo falta paisajes religiosos en este mundo fragmentado.

Relicto es sin duda una palabra para trabajar desde el espacio de Antesis, donde se tejen los caminos, se expanden los conceptos, se diluyen las fronteras, se desfigura lo evidente y se trabajan las polisemias.

Hernán Lugea