Autoras: Valeria Micou | Grisel Longo.

La cuestión de la escala implica diversas dimensiones a tener en cuenta cuando se planifica una intervención ambiental. Aquí, apuntes para una reflexión sobre ese desafío interdisciplinario.

Como se menciona en la edición anterior de esta revista, son muchos y muy diferentes los profesionales y las disciplinas que abordan las problemáticas del paisaje: diseñadores del paisaje, historiadores, economistas especializados en economía ecológica, ecólogos, biólogos, geógrafos, abogados, agrónomos, arquitectos urbanistas y más. Cada cual las aborda con la mirada condicionada por la disciplina en la que se formó. Sin embargo, todos tienen en común que lo hacen en una determinada escala espacial y temporal. La escala en la cual un profesional del paisaje aborda un problema define, entre otros aspectos, cuáles son los elementos del paisaje y los procesos ecológicos que pueden ser analizados y/o modificados. Aprovechando el leitmotiv de esta edición, nos gustaría en este artículo ejemplificar problemas ambientales que ocurren en diferentes escalas. La intención es invitar a la reflexión respecto de sobre qué aspectos ambientales impacta el profesional del paisaje[1] cuando trabaja en distintas escalas.

La palabra escala tiene diferentes acepciones. Por ejemplo, la escala puede ser la relación entre las distancias en un mapa y las distancias reales en el terreno, y a esto se lo llama “escala cartográfica”. Por otro lado, la escala puede referirse también a la dimensión en la cual los organismos perciben el tiempo y el espacio, y a esto se lo suele llamar en ecología del paisaje “niveles de percepción”. Estos niveles de percepción están asociados a una escala espacio-temporal. En este sentido, un kilómetro cuadrado puede significar para algunos insectos toda el área de exploración a lo largo de su vida, mientras que para aves migratorias probablemente represente un área relativamente pequeña, es decir, una porción del paisaje que perciben. De la misma manera, mientras un par de semanas implica todo el ciclo de vida para un mosquito (nace, crece, se reproduce y muere), este plazo para una persona ¡apenas alcanza para acercarse a su posible pareja! Podemos concluir que en los paisajes existen diferentes organismos que perciben el espacio y el tiempo en diferentes “escalas espacio-temporales”, según las características de cada especie. Es decir que una modificación del paisaje en un área relativamente pequeña (cientos de metros cuadrados) podría afectar fuertemente el comportamiento de algunos insectos polinizadores, por ejemplo; mientras afectaríar levemente la población de aves. Por lo tanto, para conocer el impacto de nuestras intervenciones es importante reconocer qué organismos actúan en diferentes escalas espacio-temporales.

Por otra parte, los procesos ecológicos también ocurren en diferentes escalas. Por ejemplo, la alteración del nivel topográfico de un terreno con pocos metros cuadrados puede generar la inundación de los lotes vecinos si lo que hace la intervención es derivar el agua hacia los laterales del terreno. La consecuencia sería peor si además elimina la cobertura vegetal, ya que a la generación de un área de escurrimiento lateral se sumaría una disminución de la evapotranspiración. Si esto ocurre en una escala espacial de mayor extensión (varias hectáreas o kilómetros cuadrados), el impacto es también mayor, perjudicando probablemente a mayor cantidad de gente. Este tipo de impactos se ha visto reflejado, por ejemplo, en las inundaciones de la cuenca media y alta del río Luján en Buenos Aires.

Otro ejemplo es el impacto que puede generar la aplicación de fertilizantes en áreas pequeñas y aisladas, como un jardín que contenga un estanque en el nivel más bajo del terreno. En este caso se podría ver afectada la calidad del agua de este por el proceso de eutrofización. En cambio, la utilización de fertilizantes sobre una gran extensión puede generar la contaminación de lagunas en una vasta región. Tal es el caso de algunas lagunas pampeanas donde la actividad agrícola ha provocado un aumento de la concentración de sales en esos cuerpos de agua. Por otro lado, si en todos los jardines de una ciudad las personas aplican agroquímicos con cierta frecuencia, la contaminación podría ocurrir en lagunas cercanas debido a la escorrentía, o en la napa freática debido a la infiltración, perjudicando un recurso indispensable para la sociedad.

Estos ejemplos pueden ayudarnos a pensar en cuáles son las escalas en las que intervenimos dentro de los paisajes, ya sea que contemos la extensión promedio de cada intervención o la suma de todas las intervenciones a lo largo de nuestra carrera profesional. Y también podemos pensar en cuáles son los procesos ecológicos sobre los cuales intervenimos, qué organismos e interacciones entre organismos se ven afectados, y qué relación tiene todo eso con los problemas ambientales de contaminación, inundaciones y pérdida de biodiversidad que vivimos en la actualidad.

Finalmente, los problemas ambientales descritos más arriba suelen estar originados por una multiplicidad de factores, incluyendo aspectos culturales, marco legal insuficiente, marco político-económico en el cual se toman las decisiones, estado del desarrollo tecnológico para resolver esos problemas, etcétera. En todo caso, la invitación a la reflexión puede ampliarse a la diversidad de causas que generan los problemas ambientales actuales y cómo contribuimos en cada uno de esos factores causantes. El objetivo final no es meterse en un laberinto sin salida de cuestionamientos, sino intentar entender de manera ordenada las consecuencias de nuestras intervenciones como profesionales del paisaje.

Bibliografía recomendada

1- Burel, Françoise y Jacques Baudry, Ecología del paisaje: conceptos, métodos y aplicaciones, Mundi Prensa Libros SA, Madrid, 2002.
2- Farina, Almo, Principles and methods in landscape ecology, Cambridge University Press, Cambridge, 1998.
3- Forman, Richard T. T., Land mosaics: the ecology of landscapes and regions, Cambridge University Press, Cambridge, 1995.

El paisaje dinámico: la cuestión del agua

A continuación, mencionamos brevemente dos intervenciones a distintas escalas realizadas por profesionales  del paisaje, en las cuales se propone remediar problemáticas ambientales preexistentes. Estas  ejemplifican algunas diferencias en los aspectos a considerar cuando se abordan distintos tipos de problemas ambientales:

Queen Elizabeth Olympic Park.

Master Plan: Hargreaves Associates y LDA Design

Este es un proyecto que se está llevando a cabo en Londres, Inglaterra, en el sitio en el que se desarrollaron los juegos olímpicos del 2012. En esa instancia se creó un comité con el fin de revitalizar un área de 27 hectáreas que se encontraba degradada y dar lugar a aproximadamente 7.000 viviendas luego de la finalización de los juegos. El plan, que terminaría de ejecutarse en el 2020, prevé la utilización de parte del humedal para que cumpla con la función de purificación del agua. El agua de lluvia de los alrededores será dirigida a este humedal y luego será reutilizada como aguas grises en el barrio planificado. La escala de intervención y la problemática abordada en este caso requieren entre otras cosas conocer cómo funciona el humedal, la dinámica del agua dentro y en los alrededores del humedal, los requerimientos de la vegetación, las potencialidades del humedal para cumplir la función de purificación del agua y las necesidades de uso de la población aledaña, es decir, la  demanda de agua por la población. Además, dado que el proyecto se inserta en un área afectada por un río, es importante conocer la dinámica hidrológica de todo el sistema de drenaje, ya que esa porción del rio se verá afectada por el sistema de escurrimiento en el cual se inserta.

Mount Tabor Middle School Rain Garden

Arquitectura del Paisaje: Kevin Robert Perry

Este ejemplo es una intervención que se llevó a cabo en el 2014 en una escuela de Oregon, Estados Unidos de Norteamérica. En este caso, el problema fue que el sistema de tuberías de drenaje de la ciudad, al ser antiguo y desactualizado, no sostenía el flujo de agua proveniente del escurrimiento superficial de las lluvias, por lo que ocasionaba frecuentes inundaciones en las áreas bajas del edificio. Para resolver este problema se diseñó un “jardín de lluvia” de 185 m2, que recibe el agua de unos 2.800m2 correspondiente a los techos del edificio y al estacionamiento actual, disminuyendo la cantidad de agua que se dirige al sistema de drenaje pluvial de la ciudad. La información ambiental necesaria para resolver este problema, fue la caracterización de lluvias de la región y, en función de eso y del área de intervención, la estimación del volumen de agua a ser captada. Además, se utiliza material vegetal y de construcción que permite la utilización de ese exceso de agua. Si bien el problema surge de un área mayor a la tratada (sistema pluvial de toda la ciudad), se buscó una solución puntual que resolvió el problema en una escala de menor extensión y que podría ser replicada en otros puntos de la ciudad. Este tipo de soluciones solo es posible si el agua que genera la inundación no proviene de zonas ajenas al predio.


[1] Las autoras somos licenciadas en planificación y diseño del paisaje, pero creemos que los conceptos y los ejemplos descritos sirven para ejemplificar la intervención de otras disciplinas en espacios o escalas similares.

Valeria Micou | Grisel Longo